Otra opción sería también mejorar las condiciones de la red de distribución de Oomsapas La Paz.

La Paz, Baja California Sur (BCS). La desalación es una opción para atacar la escasez de agua, explica Gabriel Patrón Coppel, coordinador del Programa del Agua de la Sociedad de Historia, pero para decidir desarrollar esta actividad deben evaluarse y mejorar los procesos de distribución y medición del líquido.

La opinión  del ambientalista surge luego de la promesa de campaña de Enrique Peña Nieto, presidente de México y Esthela Ponce Beltrán, alcaldesa de la capital, para crear una planta desaladora y así afrontar la falta de agua en La Paz.

Aunque aún no se sabe a ciencia cierta dónde, cómo y cuándo comenzarán con el proyecto, Patrón Coppel comentó sobre algunos aspectos que las autoridades municipales y federales, deberán tomar en cuenta para la implementación de equipo de esa magnitud.

“Hay varios factores que hay que contemplar al instalar una desaladora, en el contexto de La Paz hemos insistido en estudiar la posibilidad, sin que ello quiera decir que estamos en contra esa opción”, aclaró.

Algunos elementos que mencionó, en primer lugar, es la necesidad de mejorar las tuberías del Organismo Operador Municipal del Sistema de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de La Paz (Oomsapas), así como mejorar las condiciones en los hogares paceños.

Para resolver la fuga de agua en hogares, sostiene la opción de colocar micromedidores en el 100% de casas y comercios para pagar lo justo, creando la cultura del ahorro y con ello, además se detectaría cuando haya un escape del líquido.

Patrón Coppel se dijo preocupado por el lugar donde se arrojará la salmuera desechada del proceso de tratamiento del agua de mar, siendo ésta generalmente regresada de nuevo al mar, lo que pudiera afectar el ecosistema marino al ser llevada por las dinámicas profundas de la Bahía de La Paz o el Golfo de California.

Los costos energéticos son elevados, declara, incrementando hasta el 60% debido a las bombas con filtros de membrana (con duración de 10 a15 años) que necesitan una gran presión para convertir el fluido salado en dulce, la construcción de un proyecto podría costar hasta 500 millones a mil millones de pesos.

“Teniendo en cuenta que toda la energía se genera a través de la quema de combustóleo por termoeléctricas, vas a tener más emisión de bióxido de carbono (CO2) para operar esta planta, algo que significa también un impacto en la atmosfera”, añadió. 

El activista ambiental se pregunta quién se encargaría de operar la planta desaladora: “¿será el municipio o el sector privado?”. Supone podría existir un aumento en el precio del servicio, y cuestionó si el agua obtenida va dirigida a toda la ciudad o sólo a empresas inmobiliarias.