La escasez de lluvia en últimos meses ha causado que las autoridades de la Comisión Nacional del Agua coloquen el semáforo de sequía en color amarillo
Monterrey.- Nuevo León atraviesa por una difícil situación en materia de abastecimiento de agua, que tiene a las autoridades de la Comisión Nacional del Agua (CNA) en alerta amarilla ante el riesgo que representa el marcado descenso en los niveles de las tres principales presas de la entidad, que en conjunto se ubican al 30 por ciento.
Treinta meses han pasado desde que el Huracán Alex (julio 2010) dejó a las presas a su máxima capacidad, tiempo en el que las lluvias prácticamente se han alejado de Nuevo León, estando por debajo de los niveles presentados en los últimos 5 años, por lo que la dependencia federal ha determinado colocar el semáforo de sequía en color amarillo.
El Organismo Cuenca Río Bravo de CNA, dio a conocer el estado de los tres principales vasos abastecedores de la entidad. Al 28 de febrero, la Presa Solidaridad "El Cuchillo" - la más grande de Nuevo León - se encuentra al 25.21 por ciento de su capacidad, con 1,123 millones de metros cúbicos.
La presa Cerro Prieto - segunda en capacidad - se ubica al 44 por ciento con 300 millones de metros cúbicos del vital líquido; por último, la presa Rodrigo Gómez "La Boca", se encuentra al 55.47 por ciento con 39.49 millones de metros cúbicos de agua.
Oscar Gutiérrez Santana, director general del Organismo Cuenca Río Bravo, reconoce que la tendencia a la baja en las presas en Nuevo León representa una alerta, aunque insistió que con los niveles actuales está garantizado el abasto de vital líquido a la zona metropolitana hasta el 2014.
Las autoridades de la Comisión Nacional del Agua harán un monitoreo puntual de la próxima temporada de lluvias en la localidad - junio a septiembre - período en el cual se capta hasta el 70 por ciento de las precipitaciones pluviales del año.
La meta es conseguir que presas como "El Cuchillo" incrementen sus reservas entre 250 y 300 millones de metros cúbicos, con lo cual estaría garantizado el abasto de agua un año más.
De no ser así, la dependencia federal establecería conversaciones con Agua y Drenaje de Monterrey para implementar medidas emergentes de ahorro de agua, que incluirían el racionamiento del líquido, al igual que se hizo en la década de los ochentas.
En ese tiempo, Nuevo León transitó por una difícil etapa de sequía que obligó al Gobierno del Estado a establecer cortes en el abasto doméstico, y racionamiento en su uso industrial y agrícola.
A raíz de ello, Nuevo León estableció una cultura de uso y racionalización de agua que incluyó la construcción de presas, plantas de manejo de aguas residuales y complejos sistemas de alcantarillado y canalización de afluentes que han sido ejemplo nacional en la materia.