Terrenos que se deslizan, muros que se derrumban, fisuras en las paredes, vertederos ilegales... En las inmediaciones de Sochi hay denuncias por los trabajos de construcción y acondicionamiento de las instalaciones para los Juegos Olímpicos de Invierno.

Moscú prometió en su día establecer "nuevos estándares ambientales" en la construcción olímpica, pero las quejas de los residentes y las preocupaciones internacionales por los derechos de los homosexuales y la seguridad, amenazan los esfuerzos de Putin por mejorar la imagen del país.

Se calcula que se invertirán más de 50.000 millones de dólares para mostrar al mundo una Rusia moderna. El comité organizador de los Juegos asegura que se han minimizado las emisiones de carbono y que los estándares internacionales sobre protección del medioambiente se cumplen. Los ecologistas, por su parte, creen que la construcción que se lleva a cabo en Sochi podría poner en peligro ecológico a la región, lo que incluye amenazas como el envenenamiento por agua contaminada e inundaciones.