Activistas de la ONG Greenpeace se han encadenado a las puertas de un pozo de explotación de gas gestionado por Chevron en el este de Rumanía y han bloqueado el acceso a las instalaciones, en una acción con la que querían pedir al Gobierno que ponga fin a las prácticas de 'fracking'.

Unos 25 activistas de Rumanía, Hungría, Austria, República Checa, Polonia, Eslovaquia y Alemania bloquearon los accesos a esta planta, situada en Pungesti, con mensajes contra Chevron y la técnica de fracturación hidráulica con la que podría obtenerse el gas -la firma lo niega-.

Los detractores del 'fracking' aseguran que puede contaminar el agua y provocar pequeños seísmos, mientras que sus defensores alegan que no hay problemas de seguridad y permitiría bajar los precios de la energía. Estados Unidos calcula que Rumanía podría extraer hasta 1.400 billones de gas de lutita.

La Policía se ha desplazado hasta las instalaciones de Chevron, aunque inicialmente no intervino para desalojar la zona.