Los daños causados por la fuga radiactiva de Fukushiva, Japón, son 168 veces más fuertes que la explosión de la bomba en Hiroshima durante la Segunda Guerra Mundial, asegura Hiroshi Kawauchi, miembro de la Cámara de Representantes de Japón por el Partido Democrático. La International Nuclear and Radiological Event (INES) ubica en el nivel 4 el grado de 7 que tiene el desastre de Chernóbil, en 1986.
Las autoridades japonesas han asegurado que los daños están controlados, mientras que los especialistas ambientales alertan que las consecuencias son catastróficas. En 2011, el accidente ocasionó la muerte de 16 mil personas y dejó daños por 2 mil 10 millones de dólares. Al respecto, el medio VICE desarrolló un corto documental en el que se analiza la situación real de la región. Fue tan revelador que ha sido retirado de la red en varias ocasiones.
El video inicia con un recorrido hecho junto a una de las familias que fue desalojada hace más de tres años de la zona de emergencia. Una de las declaraciones que más destacan es laque hace Hiroshi Kawauchi, político japonés que revela que el daño generado por Fukushima no fue asumido por el gobierno y que lo que ha hecho es minimizarlo.
“El reactor nuclear en Daiichi, en Fukushima, ha emitido al aire niveles de cesio radioactivo que superan a la bomba de Hiroshima 168 veces, pero siguen diciendo que todo está bien”, lamenta el funcionario japonés.
Por otra parte, el Doctor Masamichi Nishio revela que hubo muertes que se ocasionaron por la radiación, pero el gobierno japonés continúa en silencio. Una de las principales causas de la contaminación, dice, generaron múltiples casos de cáncer de tiroides. De acuerdo con el documental, hasta el momento las autoridades lo siguen ocultándolo, pues sólo ha limpiado las zonas que rodean los medidores de radiación, pero que lejos de estos aparatos los niveles se disparan a tal grado que los instrumentos no pueden medirlo.
Como ejemplo, un investigador realizó un experimento con mariposas que fueron alimentadas con plantas cercanas a la zona de afectación, y no sólo destaca que murieron en menos tiempo de su periodo de vida promedio, considerando que fueron alimentadas desde que eran unas larvas, al crecer se identificaron mal formaciones en la estructura del cuerpo, así como en la textura de las alas.
Una de las situaciones que más alarma a la sociedad es que la principal actividad de la zona de Fukushima es la agricultura, por lo que muchos de los trabajadores del campo están alarmados por la calidad que sus productos están adquiriendo, ya que con los altísimos niveles de contaminación, se está entregando comida envenenada.
La empresa TEPCO, administradora de la accidentada central de Fukushima, quien se ha hecho cargo de extraer todos los días 400 toneladas de agua contaminada, enfrenta serios problemas sobre el almacenaje del líquido contaminado y por el deterioro de los contenedores que ya tienen filtraciones que llegan al subsuelo, lo que se está convirtiendo en un trabajo que no acaba. Por ahora se tienen más de mil contenedores que guardan 90 millones de galones de agua con radioactividad. El interrogante que se hacen es a dónde se van a llevar estos contenedores, pero nadie sabe.
CONTENEDORES ‘PATITO’
Los directivos de TEPCO declararon en entrevista que para el almacenaje del agua contaminada usan contenedores de segunda mano, y muy similares a los que permiten la filtración de líquido a la tierra. Esta confirmación se produjo después de una denuncia del diario Mainichi Shimbun, en la que estiman que en esta situación se encontrarían entre 20 y 30 depósitos. “Lo que cuenta para nosotros no es que sean nuevos o no lo sean, sino que puedan aguantar cinco años, indicó un portavoz.
Sin embargo, una persona relacionada con el fabricante de los contenedores, una pequeña empresa de Tokio, afirmó al Mainichi Shimbun que la empresa “no garantiza que los depósitos puedan almacenar un líquido sin ningún escape” y agregaron: “Sabemos que el punto débil son las juntas, pero podemos cambiarlas por nuevas”.
Más de mil depósitos de diversos tipos provenientes de varios constructores son ensamblados en zonas despejadas alrededor de los reactores de la central, entre ellos unos 330 similares a los que tuvieron escapes en agosto de 2013, un accidente calificado de grave por la Autoridad de Regulación Nuclear (NRA). Esta demanda se hizo con carácter urgente unas semanas después del accidente por una firma creada por Tepco y el grupo de obras públicas Taisei Construction, según un vicepresidente de Tepco, Zengo Aizawa. Sin embargo, parece que para acortar los plazos de entrega de los primeros ejemplares, el fabricante optó por suministrar primero unos modelos de segunda mano que había alquilado antes. “Los modelos fueron elegidos porque podían ser entregados y montados rápidamente”, admitió TEPCO.
LOS MONOS ‘RADIOACTIVOS’ DE FUKUSHIMA
Las autoridades sanitarias se preocuparon por el impacto que la radiación tendrá en las personas, pero hacer investigaciones en seres humanos es riesgoso y costoso, por lo que decidieron hacerlo con simios. La investigación fue a dada a conocer ayer, y se descubrió que los macacos (‘Macaca fuscata’) de la zona de Fukushima tienen anormalidades sanguíneas como un bajo número de glóbulos blancos y rojos y niveles reducidos de hemoglobina (la proteína que transporta el oxígeno en la sangre) y hematócrito, el volumen que ocupan los eritrocitos o glóbulos rojos en la sangre.
Los investigadores, pertenecientes a la Universidad de Tokio, tomaron muestras de un total de 61 macacos pertenecientes a dos poblaciones de los bosques de la prefectura de Fukushima, situados a 70 kilómetros de la central accidentada. Y como contraste tomaron otras 31 de otro grupo de la región de Shimokita, a 400 kilómetros de la planta nuclear. Según los resultados, la concentración de cesio radiactivo en el tejido muscular de los animales de Fukushima estaba entre 78 y 1.778 bequerelios (bequerelio es la unidad de actividad radiactiva en el Sistema Internacional) por kilogramo de peso, mientras que en los monos de Shimokita los niveles eran imperceptibles para los aparatos de medición.
A pesar de lo llamativa de la cifra de casi 2 mil bequerelios por kilo, no se trata de niveles elevados, por lo que algunos científicos dudan de que la radiactividad sea la causa de las anormalidades sanguíneas de los animales de Fukushima. Los propios autores se muestran muy cautos y en ningún momento establecen una relación de causa-efecto entre radiactividad y problemas en las células sanguíneas. El trabajo se limita a señalar la coincidencia entre ambos hechos en los primates que ocupan áreas cercanas a la central nuclear accidentada y la ausencia de problemas en monos de regiones distantes.
“Es probable que los cambios hematológicos en los monos de Fukushima sean el resultado de la exposición a alguna forma de material radiactivo, pero sólo se ha medido la concentración de cesio”, reveló el estudio. “Nuestros datos con primates, los parientes vivos más cercanos al ser humano, podrían suponer una gran contribución para las futuras investigaciones sobre los efectos de la exposición a la radiactividad para la salud”, asegura Hayama.
ALERTA EN PLANTAS NUCLEARES DE ESTADOS UNIDOS
Hoy se dio a conocer que las plantas nucleares de Estados Unidos deben estar mejor preparadas en caso de emergencia, en especial los relacionados con los desastres naturales, según un nuevo informe nuclear, agregando que la tragedia nuclear de Fukushima debería ser una lección para las plantas. “La industria nuclear en los EU debe acceder a su preparación para los accidentes nucleares graves asociados a los desastres fuera del sitio a escala”, dice el nuevo informe llamado “Lecciones aprendidas del accidente nuclear de Fukushima para mejorar la seguridad de las centrales nucleares de Estados Unidos”.
Después de analizar las lecciones de la catástrofe japonesa, NAS esboza ciertas directrices para las instalaciones nucleares de los Estados Unidos que dicen que va a mejorar la “capacidad de resistencia de las centrales nucleares de Estados Unidos y mejorar la respuesta de emergencia de EU”.
Los autores del informe recomiendan que las autoridades estadounidenses deban presentar “planes de respuesta de emergencia, incluyendo los planes para la comunicación con la población afectada”. La energía nuclear en los Estados Unidos, el mayor proveedor del mundo de la energía nuclear comercial, es proporcionada por 100 reactores comerciales (65 reactores de agua a presión y 35 reactores de agua en ebullición).
