La Oficina Para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha cifrado este martes en 140.000 el número de afganos afectados por las inundaciones registradas en el país en las últimas semanas, después de los últimos sucesos ocurridos durante el fin de semana, que afectaron especialmente a las provincias de Faryab, Sar-i-Pul y Baghlan.
El portavoz del organismo en Ginebra, Jens Laerke, ha indicado que "las primeras informaciones desde Faryab indican que unas 6.000 viviendas fueron destruidas, que el ganado se ha ahogado y que las tierras de cultivo, carreteras y puentes han sido arrasados por el agua".
La OCHA ha destacado que Afganistán es un país "extremadamente susceptible a los desastres naturales a causa de su localización geográfica y los años de degradación medioambiental". Las inundaciones han tenido lugar poco después de que un corrimiento de tierras matara a miles de personas en la provincia de Badajshán a principios de mayo.
Por ello, Laerke ha subrayado que "es necesario distribuir agua potable y medicamentos en las zonas en las que se han registrado nuevas inundaciones para reducir el riesgo de enfermedades a causa de las aguas estancadas", al tiempo que ha asegurado que "por el momento no se han registrado casos de malaria, cólera o diarrea" entre la población.