Asunción, La anunciada continuación de las lluvias y el implacable aumento del nivel de las aguas en sus principales ríos mantienen hoy la tensión en Paraguay, sacudido por el drama de decenas de miles de damnificados.
La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) confirmó oficialmente que la subida de las aguas, registradas principalmente en los ríos Paraguay y Paraná, pero también en la parte baja del Pilcomayo, fronterizo con Argentina, continuará en los próximos días.
A ello se une que las compuertas de las grandes hidroeléctricas Itaipú y Yaciretá se mantendrán abiertas unos dos días más aliviando hasta 22 mil litros por segundo para normalizar también sus capacidades de embalse, lo cual originó la inundación de poblaciones cercanas.
En el caso del Paraná la altura de las aguas rozan los seis metros pero los especialistas auguran subirán un poco más antes de estabilizarse, algo que nunca ocurriría, según ellos, hasta la próxima semana.
Las poblaciones ribereñas, integradas en buena parte por familias de escasos recursos y humildes viviendas, son afectadas en esta ocasión más que en anteriores riadas, pues debe señalarse que se trata de una situación repetida en estos meses de cada año.
El último parte registró más de 50 mil personas que debieron abandonar sus precarias casas y perder en muchos casos las escasas pertenencias pero además enfrentar serias dificultades para encontrar espacio en los atestados refugios o lugar en parques públicos.
La SEN pidió anoche al Congreso la aprobación de un presupuesto adicional para atender a tal masa de damnificados mientras que algunos noticieros televisivos clamaron por mayor atención médica especialmente para niños y ancianos con problemas de tipo respiratorio.
En el interior del país comunidades enteras se encuentran anegadas, especialmente en los departamentos de Alto Paraná, Presidente Hayes y Ñeembucú, mientras la preocupación principal se refiere al río Paraná por su enorme caudal y porque puede taponear el curso de las aguas del Paraguay.
Esa atención especial deben acapararla unas 17 mil 500 familias residentes en esas zonas, muchas de ellas tan vulnerables como las golpeadas por el Paraguay en Asunción.
Un Comité Interministerial de Crisis asumió desde anoche la dirección de los trabajos de asistencia en medio de un panorama realmente complicado que clama por una solución definitiva para las más desvalidas poblaciones ribereñas.