El ministro de Agricultura de Irlanda, Simon Coveney, ha recalcado este lunes que el Gobierno no tiene la intención de dar marcha atrás en cuanto al impuesto que grava el consumo de agua. Esto, pese a las multitudinarias marchas realizadas el fin de semana por todo el país.
"Ha habido mucha confusión, frustración e ira sincera porque la gente no sabe lo que va a pagar", ha expresado el ministro irlandés en declaraciones desde China a la televisión pública RTE.
En ese sentido, Coveney ha reconocido que el nuevo impuesto "no ha funcionado como debería", que la comunicación ha sido "muy mala" y que la nación no pagará “una tasa inasumible por el agua".
Además, ha justificado la creación de la compañía Irish Waters, explicando que había 34 organismos regionales, pero no conseguían evitar el desperdicio de agua, "necesitamos un cambio y se consigue con un organismo único capaz de satisfacer la demanda del país", ha subrayado.
En este contexto, los partidos opositores del país han pedido la suspensión del nuevo sistema y han llamado a la “insumisión y desobediencia fiscal” ante el impuesto. Micheál Martin, del partido opositor Fianna Fáil, ha exigido al Gobierno realizar un debate amplio sobre el asunto.
Decenas de miles de irlandeses salieron a la calle el sábado para protestar contra el nuevo sistema de cobro de tasas por el suministro de agua corriente introducido el mes pasado por el Gobierno.
La introducción de tasas por el suministro de agua forma parte del programa de “rescate” organizado en 2010 por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ante la degradación de la situación económica.