Torreón, Coahuila.- Niños de colonias del sur de Torreón sufren los estragos de la escasez y desabasto de agua. Algunas veces no alcanzan para bañarse y otras sus mamás los obligan a lavar la ropa que ensucian.
En la colonia Luis Donaldo Colosio pasan días sin que la tubería aviente chorros de agua. Aquí en esta colonia, las casas son cascarones amontonados donde por las noches, se miran a las mujeres hacer guardia de las llaves. Los perros se recuestan sobre cerros de tierra porque huyen del pavimento que asemeja que exhala humo.
-¿Cómo es un día sin agua?-
“Gacho, se siente feo. No te puedes ni bañar”.
“Yo sí tengo hidro y llenamos botes, contesta otro”.
En la Luis Donaldo existe quien coloca una bomba de presión para expulsar el agua. Según los niños, sus madres hacen fila y cargan botes en una carretilla para abastecerse de agua.
-¿Y se acostumbran?-
“Yo no, andamos ahí todos hediondos”, asegura Ulises, el pequeño rubio de 10 años.
“Hay niños que sí están acostumbrados. Un amigo tiene así cochino a sus hermanos”, agrega Alexander.
“¿Quién, Andrés?”, pregunta el más chico.
“Sí, no aprovecha el agua. Nunca se bañan”.
Ulises vive en una de las mil casas que entregara la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) en Coahuila. Una casa de 45 metros cuadrados que entregó el gobierno sin antes planear un servicio básico como el agua.
El Simas Torreón sustrae diariamente dos mil 250 litros de agua por segundo, pero en los barrios pobres de la ciudad, como la Luis Donaldo Colosio, el agua se restringe. 30 de cada 100 litros que se extraen en Torreón, se desperdician en fugas o instalaciones viejas, según estadísticas de la misma paramunicipal. En un día se desperdician 58 millones 320 litros de agua. Con esa cantidad se podrían llenar 23 albercas olímpicas.
Lo más probable es que Luis, un joven de 14 años con el cabello relamido, no sepa esas cifras. Lo que sí sabe y vive en carne propia es la necesidad de ir a tocar puertas de vecinos para pedir por agua. Vive en la colonia Impulso Comunal.
Jorge, su amigo de juego tres años menor, interrumpe y aclara: “Tampoco en mi casa sale agua. Tenemos que esperarla en la madrugada y mi mamá llena botes porque a las ocho ya no sale”.
En esta colonia llevan tres semanas sin presión de agua y el jueves bloquearon el bulevar Rodríguez Triana para exigir suministro del líquido. El alcalde Miguel Riquelme descalificó la protesta al llamar a los inconformes “invasores” y asegurar que había intereses de por medio. ¿Pero, qué interés puede tener un niño de 11 años?
“Mi mamá cuando lava es en la noche, que es cuando sale agua. Nos regaña porque ensuciamos la ropa pero ni modo que no juguemos”, dice Jorge.
En la calle, una jovencita riega la calle con agua que toma de una tina. Los niños la ven y aseguran que mucha gente la desperdicia. “Esta semana sí hubo para bañarse”, refiere Luis. “La otra quién sabe”, bromea Jorge. Pero es cierto.