Saltillo, Coahuila.- El colectivo de organizaciones Alianza Mexicana contra el Fracking promueve la iniciativa de Ley General para la Prohibición de la Fractura Hidráulica.
A través de la famosa plataforma web avaaz.org han lanzado un llamado a la comunidad para que se sume a esta petición con la intención de presionar a los diputados y senadores al momento de aprobar las leyes secundarias de la Reforma Energética, las cuales, entre otras cosas, terminarán de poner las reglas del juego a la explotación del gas shale en nuestro país.
Conformada desde hace más de un año, la Alianza Mexicana contra el Fracking está integrada por más de 20 organizaciones civiles, entre ellas Blue Planet Project, Food & Water Watch, Greenpace y el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM. En Coahuila participan la Asociación de Usuarios del Agua de Saltillo, Encuentro Ciudadano Lagunero y Amigos del Río San Rodrigo.
Desde su creación el objetivo de la Alianza ha sido informar a la ciudadanía sobre los peligros ambientales, económicos y sociales de la técnica de extracción de gas conocida como fracking.
En los últimos días las acciones de esta organización han sido más intensas, frente a la inminente aprobación de las leyes secundarias de la Reforma Energética.
Hasta el momento el sitio web ha recabado cerca de mil 500 firmas de apoyo. Claudia Campero, integrante de la Alianza, explicó a VANGUARDIA que a pesar de que las firmas no tienen una validez oficial, son un medio de presión hacia los legisladores.
RIESGOS
- De acuerdo a los activistas el fracking ha sido prohibido en estados y provincias de otros países como Francia y Bulgaria debido a los altos riesgos que representa para el ambiente y la salud humana.
- La fractura hidráulica requiere de 9 a 29 millones de litros de agua por cada pozo. El líquido es mezclado con arena y químicos, muchos de ellos tóxicos, los cuales podrían contaminar los mantos acuíferos, el aire (algunos son volátiles) y las tierras de cultivo.
- Estas mismas sustancias afectan directamente la piel, los ojos, el sistema respiratorio y gastrointestinal, el sistema nervioso, inmunológico, endócrino, cardiovascular y los riñones, advierten los ambientalistas. Aseguran que pueden provocar cáncer e incluso mutaciones.