Mazatlán, Sin. Pobladores de las seis comunidades serranas afectadas por la presa Picachos, familiares y amigos acompañaron el féretro del líder comunero Atilano Román Tirado, asesinado a balazos el sábado pasado.
Un nutrido grupo de personas salió a las calles después de concluida la misa en la Iglesia San Judas Tadeo en el fraccionamiento Sábalo, recorrieron las calles de la zona turística con el féretro del líder y se detuvieron en el Hotel el Cid, debido a que Octavio Atilano Román, semanas antes, había tachado de “tiburones empresariales” a propietarios de este hotel que trataban de introducirse con inversiones a los pueblos de la presa.
Antes, su hija Sanicte Román, en un mensaje desde el púlpito que cedió el cura, reconoció la lucha de su padre Atilano, quien ofrendó su vida para la gente de esas comunidades, por lo que pidió a los desplazados que continuaran “las locuras” que un día emprendió su tutor para que sigan adelante con todos los proyectos que existen en esos lugares de la sierra que amaba tanto su padre.
En tanto, representantes de las seis cooperativas pesqueras señalaron que exigirán al gobierno federal y estatal que inicien los trámites para que la presa Picachos lleve el nombre del luchador social Atilano Román.
Agregaron que las comunidades pesqueras exigen justicia y que el crimen de su líder no quede impune, que se esclarezca y las autoridades encuentren a los responsables materiales e intelectuales del crimen.
El cuerpo del defensor de los pueblos desplazados por la construcción de la presa Picachos fue enterrado en el cementerio Renacimiento en esta ciudad.