Un sistema de filtración de agua servida permite que el río Paraná reciba de vuelta el líquido en un mejor estado, libre de basuras y tras pasar por un proceso de decantación. Está ubicado en Encarnación y funciona desde 2009.

Carlos Antonio López es bioquímico y el responsable técnico de una estación central en Encarnación que hace un proceso de depuración del agua servida y llena de desechos que proviene de los barrios de esa ciudad. El objetivo es que el líquido que “regresa” al río Paraná esté más limpio. Si bien el agua que llega no es potable, sirve para que el caudal se nutra del líquido relativamente limpio.

López contó en conversación con Marta Escurra, periodista de ABC Color, que el proceso de filtración se realiza en una estación central de bombeo, que recibe el agua de otras 42 estaciones que se encuentran en toda Encarnación. “Tenemos 42 estaciones de bombeo que están trabajando en la ciudad. El proyecto final incluye 59, faltan 17 todavía”, relata el bioquímico.

El proceso de filtración se realiza a través de diferentes etapas. Primero el agua pasa por unas rejas gruesas, de uso manual, en donde queda la basura sólida. Luego se usan unas rejillas de uso mecánico. Luego, el agua que queda se somete a un proceso de aireación, degradación de residuos y decantación. Este proceso lleva unos tres días y la planta es capaz de producir 23.000 metros cúbicos de agua limpia por día, que va a parar al río Paraná.

La planta trabaja desde el 2009 y tiene ocho funcionarios. El plan de dar al Paraná una “comida sana” va, por lo menos, hasta el 2020. Esta planta es gestionada por la Municipalidad de Encarnación.