Los niveles de los reservorios de agua de Sao Paulo subieron después de la prolongada lluvia que cayó entre la noche del miércoles y la mañana de hoy en la mayor ciudad brasileña, que pasa por la más grave crisis hídrica de los últimos 85 años.
Cuatro sistemas registraron subidas, como el Guarapiranga, que aumentó su capacidad en 0,2 punto porcentual hasta el 48,1 %, luego de recibir una pluviometría de 18,8 milímetros y mantenerse durante cinco días sin reducciones.
El Alto Cotía subió un 0,7 punto porcentual, hasta el 29,1 % de su capacidad; mientras que Río Grande y Río Claro subieron 0,3 y 0,2 puntos porcentuales, respectivamente, para quedar con niveles del 75,1 % y del 30 %, en su orden.
Con el respiro dado por las últimas lluvias de verano, los embalses del Alto Tieté permanecieron a su vez con el 11 % de su capacidad.
Sin embargo, el sistema Cantareira, el mayor reservorio del estado y del que depende el abastecimiento de 6,5 millones de personas (un tercio de la región metropolitana de la capital regional), no subió con las últimas lluvias y se mantuvo con un nivel del 5,2 %, el mismo desde hace dos días.
La sequía que azota al sureste de Brasil afecta a 48 millones de personas, un cuarto de la población del país, quienes comienzan a sentir los efectos de la falta de agua y corren el riesgo de un racionamiento de la energía eléctrica.
En su peor crisis hídrica desde 1930, el más rico y poblado de los estados brasileños comenzó a usar desde noviembre pasado la segunda cuota del llamado "volumen muerto" de la Cantareira, es decir, el agua del fondo del reservorio que nunca antes había sido utilizada.
Esa situación llevó a la compañía de saneamiento básico Sabesp a advertir la semana pasada sobre la posibilidad de un racionamiento "drástico", con suministro tan sólo dos días por semana, si seguía bajando el nivel de las represas, y a mantener las bonificaciones por ahorro del consumo y multas por el exceso.