Desde las edades más tempranas es importante valorar en toda su magnitud las bondades del agua. La toma de conciencia incrementa el frecuente despilfarro.

En días recientes las temperaturas refrescaron para los cubanos porque se disfrutó de varios días de continuas precipitaciones luego de un intenso calor, por lo que el ambiente se sintió mucho más agradable, y todos vimos con beneplácito que las plantas reverdecieron como muestra de agradecimiento de la naturaleza.

Llegaba por fin el agua de vida que es la de lluvia, según consideran muchas personas y no faltaron los que se bañaron con placer en los aguaceros.

El aprovechamiento eficiente del líquido es una de las soluciones para hacer frente a su escasez y constituye, además, una tradición milenaria que se practica desde hace unos cinco mil años, apuntan los especialistas. 

A lo largo de distintas épocas, culturas en todo el mundo desarrollaron métodos para recoger y utilizar el recurso pluvial, sin embargo, con el progreso de los sistemas de distribución entubada, estas prácticas se abandonaron.

El preciado recurso natural resulta imprescindible en todas las acciones que se realizan en los hogares: hacer café, lavarse la cara, la limpieza, cocinar, hasta el cepillado de los dientes nocturnos.

Uno de sus beneficios, especialmente en las ciudades de clima seco es que limpia y humedece el ambiente, mejorando la calidad del aire. Al ser completamente, natural, ayuda a tener la piel más tersa e hidratada. Sus propiedades ayudan a que, cuando nos lavemos el rostro, aprovechemos más el jabón.

La atmósfera está compuesta por agua y aire seco, por lo que la humedad ambiental es la relación proporcional de agua en el aire. La humedad ideal para el bienestar humano se encuentra entre el 40-70 por ciento.

El agua de lluvia está libre de cal y otros minerales, al ser recogida antes de llegar al suelo, no arrastra minerales y es potable.

No hay que perder de vista que si queremos almacenar y utilizar el agua de lluvia, tras un largo periodo de sequía, no se aconseja recoger las primeras horas ya que esta agua puede contener partículas contaminantes suspendidas en la atmosfera.

Cada vez existen más sistemas de recogida y almacenamiento de agua de lluvia, adaptados a las necesidades de los hogares; Si no se dispone de un sistema profesional siempre se pueden sacar un par de cubos bien limpios a la terraza o al balcón. Aún en este caso se puede aprovechar para tareas de la casa.

El agua de lluvia es ideal para regar las plantas, ya que les aporta oxígeno, sin arrastrar minerales ni agentes químicos; incluso se emplea para lavarse el cabello pues queda suave y de agradable aspecto.