Tarea. Aunque hay mayor disponibilidad del vital líquido, el saneamiento es una tarea pendiente, según organismos internacionales.
“Hay áreas en Nicaragua donde hay estrés hídrico. Tenemos serios problemas en términos de accesibilidad de agua por contaminación o por inexistencia de fuentes de agua”, explicó Gustavo Martínez, coordinador de la Reserva Fondo Natura de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Sostenible (Fundenic-SOS).
“No es lo mismo la gente de Yalagüina que debe caminar largas distancias y hacer filas para poder abastecerse de agua, a los casos en Managua, donde hay agua 24 horas”, ejemplificó.
REZAGO
Según el estudio de la Cepal, Nicaragua pasó de un 44% de la población con acceso a saneamientos mejorados en 1990, es decir, a agua limpia y con condiciones aptas para el consumo humano, a un 68% en el 2014.
Esto convierte a Nicaragua en el cuarto país con mayor rezago en esta materia, solo superado por Haití (28%), Bolivia (50%) y Guatemala (64%).
Sin embargo, el país es junto a El Salvador una de las naciones que más avanzó, aunque no logró alcanzar la meta.
De acuerdo con Martínez, esto se debe a que las “ciudades están creciendo enormemente y de forma desordenada. La tecnología está obsoleta, se han hecho anexos, hay que hacer obras de mantenimiento”, alegó Martínez.
Además, considera que en casos como Managua, donde hay alrededor de dos millones de habitantes, proporcionalmente es más fácil mejorar el servicio debido a la alta concentración de personas, lo que permite que la infraestructura beneficie a un mayor número de la población, “pero en otras zonas como el Caribe Norte o el Caribe Sur es más complicado”.
No obstante, destacó que los programas de préstamos y cooperación han logrado ciertas mejorías, así como el plan de la Empresa Nacional de Acueductos y Alcantarillados (Enacal), que para este año contempla mejorar el acceso al servicio de agua domiciliar a más de 600,000 familias de la región del Pacífico, Centro y Caribe del país.
En los últimos años la región latinoamericana ha logrado reducir a la mitad el porcentaje de personas sin acceso sostenible al agua potable, al pasar de 85% de cobertura en 1990 a un 95%, según las estimaciones en 2015 del Programa Conjunto OMS/Unicef, del Monitoreo del Abastecimiento de Agua y del Saneamiento.