"El éxito comercial de las empresas embotelladoras de agua en países como México se debe a la falta de información a los consumidores sobre la calidad del recurso hídrico que proviene de la llave", puntualizó Delia Patricia Montero Contreras, académica del Departamento de Economía de la UAM Iztapalapa.
"El consumo del agua embotellada en México es infundado y surgió a finales de la década de 1980 por falta de información a los consumidores", alertó Delia Patricia Montero Contreras, académica del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
"El éxito comercial de las empresas embotelladoras de agua en países como México se debe a la falta de información a los consumidores sobre la calidad del recurso hídrico que proviene de la llave", puntualizó la doctora Montero Contreras.
"El suministro del vital líquido tiene la obligación de cumplir la norma que establece la Secretaría de Salud para potabilizar el agua, y si la pasamos por un medio de purificación (ozono, piedras u otros) ésta podría quedar bastante limpia sin necesidad de realizar ese gasto", agregó la académica de la UAM.
En un estudio sobre el consumo del agua embotellada en la ciudad de México, la UAM, se identificó que, al año, se gasta más de cuatro mil millones de pesos en la compra de garrafones, así como en el consumo per cápita de un litro diario.
La autora del libro "Empresas transnacionales, gobierno corporativo y agua embotellada. El negocio del siglo XXI", explicó que el 90 por ciento de la población consume agua embotellada, a pesar de que hay zonas que poseen agua de muy buena calidad.
La doctora Montero Contreras especificó que el mercado del agua es “inelástico”, es decir, se trata de un producto que no dejará de ser consumido; “en muchos casos y ciudades, el agua que es distribuida a los hogares deber ser, en principio, potable, el problema --reconoció la académica-- es que no contamos con esa certeza”.
La experta subrayó que hace falta ver lo que sucede con el mercado de las purificadoras que representa 30 por ciento del mercado de este sector, pues “son negocios que se originaron gracias al agua embotellada, pero no sabemos qué tan regulados están y son muestreos que deben realizarse constantemente”.
“Me parece que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México debería incluir en cada recibo la calidad del agua que recibimos, sólo así la ciudadanía podría decidir cuál agua tomar, pero desde una decisión informada”, finalizó.
