Mexicali, Baja California.- El agua del Río Colorado, cuya dotación le llega a México mediante un acuerdo binacional y cuya tabla se ha mantenido en 1,850 millones de metros cúbicos, a partir de enero se reduce en 62 millones, pero si el fenómeno de la sequía continúa en la cuenca de un año a otro, podrían reducirse los 86 millones y en el peor escenario hasta en 154 millones de metros cúbicos.

Los responsables de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) se encargaron de anunciar el bajo nivel de captación de las aguas de la presa Hoover y el Lago Mead, pero los miembros del foro ciudadano se inclinaron por exponer la necesidad de que se empiecen a tomar medidas alternas para atenuar los problemas.

En el Museo de la UABC, funcionarios de los Gobiernos federal y del Estado junto con productores, industriales, empresarios, conformaron la audiencia. En la mesa, los tres consejeros, más el presidente y la secretaria, aunque los actores principales fueron el comisionado de la CILA en Mexicali, Francisco Bernal y Luis Antonio Rascón Mendoza, quien presentó las gráficas sobre los comportamientos en la presa y el problema en las cuencas.

Fue la primera reunión pública desde la fundación del foro en enero cuando les toman protesta en un evento ex profeso. Más de cuatro meses después llevan a cabo el primer foro público para dar a conocer algo que se advertía desde hace tiempo provocado por los efectos del cambio climático.

En la parte técnica, Bernal expuso sobre las actas 319, referente al control de los excedentes y la 242, que considera el problema de la salinidad, pero consideró una posible nueva acta donde ampliaría los efectos de la retención del agua mexicana en las presas estadounidenses.

Luis Antonio Rascón, de la CILA, dijo que gracias a las retenciones del agua mexicana mediante el Acta 319 los efectos en la reducción de la dotación volumétrica no se habían considerado.

Indicó que el agua mexicana en la presa de los Estados Unidos supera los 300 millones de metros cúbicos y la parte mexicana puede reclamarla siempre que no se presenten situaciones de emergencia como las que actualmente están por enfrentar.



Medidas a considerar

Ante el rechazo de algunos productores presentes, como Efraín Hurtado, quien manifestó no estar de acuerdo en las reducciones cuando el comentario de los consejeros fue en el sentido de empezar a tomar las medidas preventivas necesarias.

Las autoridades de la CILA resaltaron que a ellos les corresponde la negociación del líquido con su contraparte de los Estados Unidos, pero una vez el volumen en el territorio mexicano, le corresponde a Conagua las medidas que se deban tomar.

Sobre las acciones para corregir el consumo, las medidas para ahorrar corresponden a las autoridades mexicanas, pero lo que sí es un hecho es la reducción del agua.



Evaluación en agosto

Hasta ahora los representantes de la CILA dieron a conocer que en la reunión binacional de agosto se determinará si los niveles del agua en la presa Hoover andan entre los 1 mil 075 y 1 mil 050 pies sobre el nivel del mar para llevar a cabo la reducción de los 62 millones de metros cúbicos a partir de enero.

"El tiempo se consideró así para dar oportunidad a las autoridades a que se lleven a cabo programas para atenuar el impacto", externaron, aunque no comentaron sobre los pronósticos sobre las precipitaciones en la cuenca, pero en las gráficas demostradas advirtieron que la tendencia continuaba hacia la baja en la captación del líquido.

En la información que se publicó en estas mismas páginas en la edición del domingo se destacó que era un imperativo la reducción del agua a partir de enero, lo que nunca fue manejado abiertamente por los integrantes del foro.

Alfonso Cortez Lara apuntó: "Tenemos la información que nos permite evaluar riesgos. Los datos no son muy favorables, tenemos el riesgo y debemos tomar las medidas con certeza".

El foro pretende ser interlocutor de la sociedad ante las autoridades y viceversa, aunque antes no se daba a conocer información sobre el problema que definitivamente no inició en este año.

Finalmente, el temor fue de los productores, quienes consideraron que ellos han contraído créditos a largo plazo y una reducción en la porción de agua los obligará a reducir la superficie de cultivo y con ello enfrentarán menor producción y tendrán menores ingresos.

El semblante de los presentes no era sobre algo agradable durante el resultado del primer foro público de la CILA y sus consejeros ciudadanos.