En México sólo 5.5 por ciento de las aguas nacionales está libre de contaminación, 70 por ciento de los ríos están muy alterados, por lo que cada vez es más complicado dotar del recurso a los habitantes de la ciudad de México, dijo en la UNAM Axel Carlos de Gante Islas, director general de Hidroecología, empresa experta en el tratamiento de aguas residuales.
El experto aclaró que si bien tres cuartas partes del planeta están cubiertas del líquido, “sólo 2.5 por ciento es potable y se encuentra concentrado, principalmente, en los casquetes polares”.
En la División de Educación Continua y a Distancia de la Facultad de Ingeniería (FI), De Gante Islas señaló que, más allá de que el hombre es un gran depredador del medio ambiente, el agua potable está más mineralizada, lo que implica que se extrae de los estratos más profundos, “el problema es que los acuíferos no son reinfiltrados”.
En los desarrollos de vivienda de interés social la dotación promedio disminuyó de 200 a 70 litros diarios por persona, y la situación será más drástica si no hacemos algo para revertirla.
Al detallar el funcionamiento de plantas de tratamiento del líquido residual, construidas en parques comerciales y empresas del país, el especialista indicó que la recuperación a través de esas infraestructuras es una opción para hacer un uso adecuado del agua, aunque para muchos empresarios resultan caras. “Sin embargo, en lugar de representar un gasto, generan ganancias”.
Axel Gante refirió que a los grandes desarrolladores de inmuebles, a los centros comerciales, oficinas, escuelas, hoteles, centros deportivos, hospitales e industria se les ha empezado a exigir la utilización de plantas de tratamiento.
En una planta donde se generan cuatro litros de agua tratada por segundo, se obtienen unos 345 metros cúbicos al día; si de éstos sólo se utiliza 60 por ciento para cubrir parte de nuestras necesidades, y el resto con agua potable, el ahorro sería, en promedio, de 30 millones de pesos anuales por concepto de ese servicio.
Por otra parte, comentó que no es necesario agregar químicos para descontaminar o tratar el recurso. “En nuestro caso, sólo aplicamos oxígeno como reactivo; además, durante el proceso el agua no debe oler mal”.
Por último, subrayó que “el problema no es gastar menos el líquido, sino recuperarlo y emplearlo las veces que sea necesario. Eso implica salvar el agua del planeta”.