La alta concentración de metales pesados en el agua del Río Sonora convierte al líquido en un auténtico riesgo que pudiera impactar hasta en una tercera generación, según advierten los investigadores Reina Castro Longoria y Antonio Romo Paz.
Refirieron que según el informe elaborado por el Instituto de Geología de la UNAM, dado a conocer por la Semarnat, el arsénico está en un 170 mil 800% por encima del valor máximo permitido por la Norma Oficial Mexicana.
Del resto de los metales analizados se encontró que el hierro, aluminio, cobre, manganeso, zinc, cadmio y cromo tienen concentraciones superiores al menos en un 1020% a lo establecido en la legislación.
“Si solamente con el arsénico en el vasito de agua en esta cantidad ya estoy al filo de un peligro enorme, ahora con todo este complemento es un coctel de tóxicos lo que ellos están reportando aquí”, aseguró Castro Longoria.
El problema de la presencia de metales en la sangre, advirtió Romo Paz, es que resulta probable que incluso una tercera generación pueda verse afectada.
Ambos investigadores de la Unison coincidieron en que a más de un año del derrame de lixiviados de metales pesados, no hay una remediación para el daño ambiental y de salud que persiste desde entonces.
Enfatizaron que si bien la decisión de un nuevo análisis en los pozos para evaluar la calidad del agua es un avance, para que el resultado sea confiable deben participar cuando menos un laboratorio internacional y dos nacionales.