Ahora, cuando se aproxima la realización de la XXIX Convención Nacional de la Asociación Nacional de Empresas de Agua y Saneamiento “ANEAS 2015”, cuya sede será la capital de nuestro Estado de Chihuahua, cobra vigencia el tema del agua debido a su innegable protagonismo en la vida y desarrollo de las sociedades.
“Agua y Desarrollo Sostenible” es el lema de la Convención. Con dicha expresión se sintetiza, sin duda, el absoluto valor del vital elemento para el mantenimiento de la vida humana y el desenvolvimiento de todas las actividades que las mujeres y los hombres somos capaces de desplegar en los diversos rubros de nuestro quehacer.
Es evidente que en México y en otros lugares del mundo el tema hídrico es aún una asignatura pendiente, pues la prestación de los servicios de agua potable, alcantarillado y saneamiento –básicos e indispensables, por cierto- a toda la población, todavía dista de ser una realidad desde los puntos de vista cualitativo y cuantitativo. Aunque parezca difícil de creer, existen numerosos asentamientos humanos de mediano y pequeño tamaño que carecen parcial o totalmente del suministro de servicios agua potable y alcantarillado sanitario. Si analizamos el renglón del saneamiento encontraremos que los datos no son menos preocupantes, pues el insuficiente número de plantas de tratamiento de aguas residuales constituye una problemática urbana y rural cuya solución resulta indispensable bajo la perspectiva de la salud humana y el equilibrio de los ecosistemas.
Las estadísticas de la Comisión Nacional del Agua (CNA) revelan que en Diciembre de 2011 solo diez estados del país -entre los que figura Chihuahua-, habían alcanzado la meta de tratar el 60 porciento o más de sus aguas residuales. Asimismo, en sus reportes del año 2012 dicho organismo gubernamental asentó que Aguascalientes y Nuevo León presentaron niveles de tratamiento del 100%, siguiendo Baja California con 93%, Nayarit con 90.7%, Tamaulipas con 85.6% y Chihuahua, Sinaloa y Guerrero con más de 75%; mientras que las coberturas más bajas las presentaron Yucatán y Campeche tratando sólo un 3% y 7% respectivamente, y en el centro del país el Distrito Federal registró una cobertura de alrededor del 15%.
Quienes habitamos en las urbes a veces no percibimos tal amenaza sanitaria y ecológica sino hasta que nos enfrentamos físicamente con la realidad que se muestra a través de las llamadas condiciones y enfermedades del subdesarrollo y la pobreza, es decir, cuando vemos las descargas de aguas negras a ríos, arroyos, canales, lagos, etc., o al presentarse ante nuestros ojos la imagen de niños o adultos enfermos de salmonelosis, rickettsiois, cólera o fiebre tifoidea, que son afecciones sanitarias altamente peligrosas por su potencial mortífero, y cuya aparición se halla vinculada a condiciones de insalubridad tales como la falta de agua potable, el manejo inadecuado de las heces fecales y las aguas residuales.
Por ello, hoy es inaceptable la prevalencia de tales condiciones de alto riesgo y vulnerabilidad que atentan contra la salud pública e incluso la seguridad nacional. Los argumentos expuestos nos permiten concluir que hoy es imprescindible para los estados y municipios del país lograr en un muy corto plazo el otorgamiento de cobertura total en materia de agua potable y saneamiento, para satisfacer las necesidades y derechos elementales de sus pobladores, así como el interés superior de la nación. El tema del agua potable y la sanidad en torno al ciclo de dotación, uso, residuos, tratamiento y reutilización de la misma, es hoy un tema que puede considerarse como una de las indiscutibles prioridades para el bienestar y el desarrollo nacional.
