Hay dos proyectos muy relevantes sobre agua en San Quintín. Uno tiene autorizado 574 millones de pesos, la bendición y banderazo del gobernador. El otro sólo 4 millones de pesos para estudios de retención para agua de lluvia.

Camina la desaladora le anticipábamos. Trascendió esta semana el anuncio del fallo por el Comité Estatal de Proyectos de Asociaciones Público - Privadas para los ganadores de la obra. Son México-israelitas (parte del grupo mexicano es el misma firma que hizo el único estudio reciente de agua subterránea para la costa de BC, en 1996).

Nuestra desaladora terminaría a finales de 2017 bajo la nueva Ley de Asociación Público Privadas para BC (APP’s). Apenas aprobada en agosto 2014 para el desarrollo de infraestructura y prestación de servicios públicos.

Con esta desaladora debuta la APP’s, que dicho de otra forma es deuda pública a 30 años.

No despegue la vista del grifo, porque el gobierno del estado hizo una gran apuesta y espera bombo y platillo para el cuarto Informe.

El otro proyecto es menos conocido, sin embargo, se mueve. Al igual, también participa obligadamente Sefoa y Conagua. 

Veamos de cerca la retención. En el noroeste de México, en términos de volúmen de agua superficial después del Río Colorado le sigue Santo Domingo, ubicado en la colonia Vicente Guerrero, San Quintín. Cuando llueve, el arroyo Santo Domingo tiene capacidad para captar hasta 50 millones de metros cúbicos. 

Este proyecto consiste en canalizar y encauzar el líquido que fluye por el arroyo por medio de lagunas de absorción, una especie de corrales de agua para ocasionar la intrusión de agua buena al manto. Esta obra la estiman en 100 millones de pesos.

En una primera etapa la desaladora llevaría agua a 90 mil usuarios entre domésticos y comerciales. Una segunda fase donde incrementarían la producción a otros 250 litros por segundo podrían ofertar valioso líquido a productores.

Con ese volúmen extra de segunda etapa pueden cultivarse unas 350 hectáreas. Aunque no es suficiente para todos los dueños de tierra sin agua, es sólo un comienzo. Existe una presión por dotar de agua a este grupo de agricultores que no pueden beneficiarse de pozos costeros, una alternativa que ranchos con recursos si acceden.

Algunos conocedores del tema piensan que un Distrito de Riego de Agua de Mar no es un disparate. Además, esto beneficiaría la oferta de empleo y ampliaría la productividad.

Dadas las circunstancias y el limitado recurso hídrico en el Valle de San Quintín, se observan dos medidas: estricto control de extracciones al manto acuífero y dos: nuevas fuentes como el agua de mar.

En San Quintín operan casi 60 desaladoras particulares para cultivar unas 3 mil hectáreas. Entre todos los ranchos procesan mil 300 litros por segundo. De las 60 un 25 por ciento realiza un segundo tratamiento (es decir el agua de rechazo de la primera pasada se envía a segunda filtración), así obtienen mayor producción de agua. La falta de agua sólo puede solucionarse con gigantescas inversiones. A todos nos falta, particulares y ranchos.

Aunque las iniciativas de obra para retenciones ayudaría a pozos para uso agrícola de momento con El Niño encima, todo parece veremos el agua pasar una vez más. Proyectos como las lagunas no parecen viables desde el punto de vista de la esporádica precipitación, pero no debe descartarse ninguna fuente. Aparte, Conagua para obras de infraestructura redujo su presupuesto 40 por ciento.

Lo rescatable del estudio de retención es llevarlo a proyecto ejecutivo. De hecho está a cargo de quienes elaboraron el de 1996 y son parte del equipo que construirá la nueva desaladora. Destaca seriamente que hasta ahora no existe ningún proyecto ejecutivo. Así ningún político le entra, lo tenemos comprobado.

Creció pues la apuesta de Alka Seltzer a Peptobismol. Lo urgente sería las obras de drenaje, pavimentación, ordenamiento urbano, aguas negras y desde luego autonomía municipal