La crisis del agua insalubre comenzó en 2014, cuando la ciudad, de 100.000 habitantes, dejó de recibir agua potable del sistema de distribución de Detroit y comenzó a abastecerse del contaminado río Flint.

Las autoridades locales quisieron "ahorrarse unos miles de dólares y provocaron una crisis que les costará miles de millones, porque van a tener que reemplazar todas las cañerías"

Los indocumentados de Flint (Michigan), en su mayoría hispanos, han comenzado a recibir agua embotellada, filtros e información en español distribuida por el Gobierno y una coalición de iglesias, voluntarios y organizaciones comunitarias que trabajan para ayudarlos en la actual emergencia sanitaria, informaron hoy a Efe activistas locales.

Rafael Arellano, del Centro Tecnológico y Comunitario Hispano de Flint, dijo en una entrevista telefónica que el gobernador del estado, Rick Snyder, dejó sin efecto la exigencia de identificación para retirar agua embotellada de las estaciones de bomberos, que son los principales centros de distribución.

Según el activista, esto ha permitido que la situación comience a normalizarse porque mucha gente, en su mayoría de origen mexicano y que no hablan ni entienden inglés,  que carecía de identificación, o no quería pedir ayuda por miedo a las deportaciones, acuda ahora “sin resquemor” a los centros oficiales.

En la coalición participan las iglesias católicas Nuestra Señora de Guadalupe, la única con misas en español en el norte de la ciudad, y Santa María, además de la Iglesia Bautista Latina y la metodista Asburry United.

Asimismo, la Cruz Roja, el centro médico del condado Genesee, donde se asienta Flint, el sistema escolar y organizaciones proinmigrantes como el Colaborativo Hispano-Latino y One Michigan for Immigrants Rights.

Decenas de voluntarios que hablan español

Decenas de voluntarios bilingües han recorrido los vecindarios de la zona este de Flint, donde vive la mayoría de los inmigrantes, y aunque se logró elaborar una lista de gente que necesita ayuda, todavía no se habría logrado contactar al millar de indocumentados que vivirían en la ciudad.

El gobernador estatal extendió hoy hasta el 14 de abril el estado de emergencia en Flint y el condado, y dijo que la respuesta hasta el momento ha permitido el acceso de las familias a agua embotellada, filtros y detectores de plomo en la sangre.

¿Se les harán exámenes médicos?

Sin embargo, Susan Reed, abogada de la Coalición de Michigan para los Derechos de Inmigrantes y Refugiados, puso en duda hoy el acceso que podrán tener los indocumentados a los exámenes médicos y servicios de largo plazo.

“Los indocumentados no tienen acceso a la atención primaria de salud, y no veo planes para hacer un seguimiento de las personas que no tienen cobertura de Medicaid o de Obamacare”, declaró a Efe.

El Colaborativo Hispano-Latino acepta donaciones para reabastecer sus existencias de agua embotellada, en particular “para cuando pase el tiempo, la comunidad retome la rutina y sea más difícil llamar su atención”, dijo la activista Juani Olivares.

Arellano dijo que la Gobernación de Michigan no puede informar todavía cuándo se podrá volver a consumir el agua de las cañerías sin uso de filtro, un problema cuya solución demandará mucho tiempo e inversión.

La crisis del agua comenzó en 2014, cuando la ciudad de 100.000 habitantes ubicada a 75 millas al norte de Detroit, dejó de recibir agua potable del sistema de distribución de Detroit y comenzó a abastecerse en el contaminado río Flint.

“Quisieron ahorrarse unos miles de dólares y provocaron una crisis que les costará miles de millones, porque van a tener que reemplazar todas las cañerías”, afirmó.