La intensa sequía que vive Colombia como consecuencia de los efectos del fenómeno El Niño ya comienza a generar desplazamientos masivos de campesinos e impacto en la agricultura. 

Los trabajadores del campo son quienes principalmente enfrentan la escasez de precipitaciones con perjuicios directos en los sembradíos y la seguridad alimentaria, reseña Prensa Latina.

El defensor del Pueblo, Andrés Felipe García, precisó que sólo en el Departamento de Bolívar los desplazados por esa causa sobrepasan la cifra de 300.

Desde el año pasado, Colombia vive una severa temporada seca, acentuada por la influencia de El Niño, fenómeno que se localiza en la zona central del océano Pacífico, pero que altera el clima a nivel mundial.

Este año, el fenómeno ha provocado que la temperatura del agua ascienda más de tres grados, provocando inundaciones en Suramérica y al norte de Europa, así como sequía en África y Australia.

Particularmente en unos 300 municipios de Colombia escasea el agua usada para el consumo humano, las labores agrarias y ganaderas.

En el municipio de Carmen de Carupa, perteneciente a Cundinamarca, los habitantes han tenido que vender sus animales porque no tienen cómo alimentarlos.

"Es dramática la situación de esta gente, están aguantando hambre, los campesinos son los más afectados", señaló Gracía.

Asimismo, el descenso de los ríos Cauca y Magdalena, los principales del país neogranadino, complica la navegabilidad en ese último y provoca daños a la pesca, principal sustento de muchas de las comunidades circundantes.

García llamó al Gobierno colombiano a mejorar la distribución de las ayudas humanitarias, con el fin de detener o al menos contrarrestar los desplazamientos de la población rural. 

En la nación neogranadina, los mayores efectos de El Niño se han visto en los departamentos de Boyacá y Meta, ubicados al norte y sur de Bogotá, respectivamente, con extensas zonas de pastos y vegetación secas.