Ante la prohibición de fumar en lugares cerrados es cada vez más frecuente observar en la calle a gente con gran gusto dando el golpe a su adicción, y la mayoría termina su aromático cigarrillo, no pocos con “mucho mundo”, arrojando al piso la colilla, ese pequeño desecho, con nula conciencia de las implicaciones

Al año, 29 mil millones de colillas de cigarro terminan en ríos y mares

La mayoría de las veces la colilla va a parar al piso de cualquier la calle, a un charco de agua, una coladera, una jardinera, o en el arroyo vehicular. Para quienes tienen hábito al tabaco, fumar “es un placer genial, sensual”.

Al parecer, un verdadero placer. Los muy jóvenes, creen verse mayores, atractivos, de mucho mundo, mientras que las jovencitas pretenden lucir más interesantes. Algunos quizá fuman por imitación y otros por mero vicio, lo cierto es que la adicción a la nicotina es tomado por des­estresante. Ante la prohibición de fumar en lugares cerrados es cada vez más frecuente observar en la calle gente como con gran gusto a su adicción, dando “el golpe” con una gran bocanada de humo y luego una segunda o tercera, hasta que se termina el cigarro.

La mayoría de fumadores de a pie y también automovilistas terminan su aromático cigarrillo y no pocos con “mucho mundo” arrojan al piso la colilla, ese pequeño desecho.

Muchos fuman afuera de los edificios, ya sean estos públicos o privados, ante la prohibición de hacerlo en lugares cerrados, debido a la Ley de Espacios Libres de Humo de Tabaco en la Ciudad de México. Y si con suerte existe por allí un cenicero, deposita el filtro.

Sin embargo, la mayoría de las veces la colilla va a parar al piso de cualquier calle, a un charco de agua, una coladera, una jardinera o en el arroyo vehicular.

Si es en casa donde se fuma, aunque se usen ceniceros, de todas formas el final serán basureros, ríos, mares, playas y bosques.

Éste es el destino de ¡50 mil millones de colillas de cigarros sólo durante un año!, consumidos por 14 millones de personas en todo el país.

De este total de residuos, 41 por ciento terminan en basureros; pero el otro 59 por ciento –29 mil 500 millones de filtros, terminan contaminando el agua o el medio ambiente­.

El gran contaminante

Estos desechos son pequeños y parecen inofensivos, sin embargo su peligrosidad es invisible y latente, ya que están fabricados con acetato de celulosa –un derivado del petróleo­ que tarda hasta 25 años en degradarse y las substancias que como filtro retuvo son letales.

Estas sustancias tóxicas –enjundias­­ que componen los cigarrillos: nicotina, alquitrán, amoniaco y metales pesados como cadmio, mercurio, hierro, níquel, cobre, zinc, quedan atrapadas en la colilla y son liberados al contacto con el agua, contaminando varios cientos de miles de litros del ígneo elemento, al igual que la tierra y diversas formas de vida animal.

Información de la organización Ocean Conservancy indica que las colillas de cigarro representan una amenaza para el medio ambiente, por lo que deberían ser tratadas como residuos peligrosos, por todos los citados componentes nocivos.

El Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) señala que en nuestro país el 10 por ciento de la población fuma, cifra a la cual lamentablemente cada vez se suman consumidores de edades más tempranas.

Y al arraigarse el hábito del tabaquismo crece el riesgo de desarrollar más de 25 enfermedades mortales relacionadas con el consumo del tabaco tales como enfisema pulmonar, embolia, infarto al corazón, bronquitis crónica, cáncer de pulmón, de boca, esófago, lengua, entre otras.

La Secretaría de Salud destaca que en la actualidad, en nuestro país, existen 14 millones de fumadores quienes consumen alrededor de 250 millones de cajetillas de cigarros al año, lo que deja como resultado que cada año se contabilizan 50 mil millones de colillas.

El enemigo a vencer

Ante este panorama, el diputado por el Partido Nueva Alianza (Panal), Francisco Javier Pinto Torres, dijo que el desecho de las colillas de los cigarros representa una amenaza para el medio ambiente, ya que al contacto con el agua puede contaminar varias decenas de litros de agua potable y las colillas tardan varios años en descomponerse, pues se trata de un acetato de celulosa derivado del petróleo que además es altamente contaminante.

El legislador del Panal, secretario de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara baja, resaltó la necesidad de fortalecer la legislación e impulsar nuevas políticas de protección ambiental, “con la intención de educar a las siguientes generaciones sobre la amenaza que representa tirar colillas de cigarros, así como aprovechar para recordar lo dañino que es el tabaco para la salud”.

Un estudio de la revista Science reporta que cada año alrededor de ocho millones de toneladas de plástico llegan a los océanos, en tanto que la gran cantidad de colillas de cigarro que se acumulan en las playas son arrastradas al mar y provocan intoxicación de miles de especies marinas, ya que de las cuatro mil sustancias que contiene el tabaco al menos 40 son cancerígenas.

Asimismo, otro estudio, éste publicado por el British Medical Journal, indica que las colillas de cigarro son en extremo perjudiciales para los peces de agua salada y dulce, para lo cual se realizó un experimento en el cual utilizaron diferentes tipos de colillas desechadas con mayor o menor cantidad de tabaco para darse cuenta si lo dañino era sólo lo que se encontraba en el filtro o también en los restos del cigarro.

Las especies marinas que se vieron más afectadas fueron los invertebrados, que mostraron niveles de sensibilidad parecidos a las bacterias marinas. Ello, debido a que un solo filtro contiene al menos 15 mil fibras de acetato de celulosa que proviene del petróleo, más pegamento y sales.

Lo cierto es que pese a lo altamente contaminante de las colillas de cigarro, éstos desechos no están contemplados como residuos peligrosos en la legislación Federal, ni de la Ciudad de México.

Dentro de todos los residuos sólidos que tiene clasificados la Semarnat, sí menciona las colillas de los cigarros, pero no como peligrosos, pese a su alta concentración de cadmio, dañino para la salud, y tampoco se señala cómo deben ser manejados para su adecuado desecho.

No existe ningún manejo especial para su destino final, y procurar evitar el contacto de estos residuos con el agua.

La Secretaría de Salud considera que deben existir campañas para alertar sobre efectos nocivos de estos desechos, en las cuales deberían participar los gobiernos estatales y municipales, así como la Semarnat “para que la población no tire colillas de cigarro en la vía pública, pues representa un problema de salud pública, al ser residuos no biodegradables”.

A la SSA le compete desarrollar acciones de prevención en materia de adicciones, entre ellas las que se refieren a disminuir el consumo de tabaco y la exposición al humo del mismo, no así, el manejo y destino final de las colillas