La entrada en funcionamiento de una desalinizadora en Ciudad del Cabo que producirá en sus inicios unos dos millones diarios de litros de agua brinda hoy esperanzas para al menos aliviar la crisis que sufre esa urbe sudafricana.
Esa planta, a un costo de más de 19 millones de dólares, comenzará en marzo a entregar agua potable y cuando esté a plena capacidad llegará a siete millones de litros diariamente, según reportes desde la importante metrópolis, la segunda más poblada de Sudáfrica.
Xanthea Limberg, integrantes del comité que atiende el asunto en la alcaldía, dijo que debido a la severidad de la sequía y la incertidumbre sobre las lluvias 'necesitamos ser flexibles en buscar soluciones permanentes y temporales que aseguren minimizar cualquier riesgo de escasez de agua'.
La desalinizadora que comenzará próximamente es una de las tres instalaciones temporales que se levantan alrededor de Ciudad del Cabo, aunque se aclara que no estarán listas para enfrentar a tiempo la posibilidad del llamado día cero, momento en que se suspenderá el suministro por los conductos ante la inexistencia de reservas.
Voceros indicaron que el contrato con la desalinizadora Strandfontein es por 24 meses y que al llegar ese momento el contratista retirará el equipamiento y el área será rehabilitada. Entretanto el agua de mar será filtrada a través de osmosis que recuperará 50 por ciento del volumen procesado para el consumo humano.
Ante preguntas acerca del porqué de la demora de adoptar esa forma para aliviar la crisis de escasez de agua, funcionarios de la alcaldía indicaron que aspiraban conseguir una desalinizadora con mayor capacidad de producción.
Según informó la prensa de esa ciudad también se trabaja en la extracción de agua de pozos, aunque las primeras pruebas de su calidad indicaron que no es apta para el consumo humano, lo que requiere una nueva inversión para conducirla hasta un centro de tratamiento que la convierta en potable.
Otros proyectos en curso están vinculados a la posibilidad de utilizar las aguas subterráneas de las zonas de la Montaña de la Mesa (que tiene el segundo acuífero mayor del mundo), Cape Flats y Atantis Silwestroom para suplementar la entrega del preciado líquido a esta ciudad de más de tres millones de habitantes.
Asimismo se dio a conocer que las autoridades limitaron la presión de agua en áreas de Ciudad del Cabo donde el consumo es mayor y sus residentes se niegan a acatar las regulaciones del uso diario per cápita de 50 litros, y que desvió un manantial hacia una piscina, donde ya se hacen largas filas para acceder al líquido.
A pesar de todas estas acciones, que analistas recuerdan han sido muy demoradas, el portavoz del departamento de agua y saneamiento de Ciudad del Cabo, Farouk Robertson, dijo que la única vía de evitar el día cero en las 26 localidades de esa región será limitarse al consumo de 50 litros diarios por persona y no usar agua potable en la descarga de retretes.
