El 68 por ciento de los humedales panameños se perdieron, según un estudio de 2016, y hoy los ecologistas alertan sobre la degradación de la bahía de Panamá, de importancia internacional.
La presión por acciones humanas y procesos naturales aceleran el deterioro de este manglar, conclusión que arrojan los resultados preliminares de estudios en la zona costera de Juan Díaz, en el este capitalino, publicó el diario La Prensa.
Entre las conclusiones sobresalen la nula capacidad del ecosistema para la retención de carbono, altos niveles de elementos tóxicos y la pérdida de hasta el 70 por ciento del mangle en las parcelas más próximas al mar, motivados en parte por la acción humana.
Los datos recabados desde mayo de 2017 por la investigación científica responsabilizan de la situación a una acelerada sedimentación, pésima calidad del agua del río Juan Díaz y de la bahía, pérdida de áreas verdes por el avance urbanístico, entre otras causas.
La gran acumulación de basura en el cauce, principalmente plástico y otros deshechos no degradables, constituyen alertas constantes de los ecologistas y las autoridades gubernamentales, que organizan labores de saneamiento, pero no logran detener el vertimiento de tales residuos.
Este humedal integra la Lista Ramsar, un convenio para la conservación y el uso racional de los humedales como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo, firmado el 2 de febrero de 1971 en la convención mundial celebrada en la ciudad iraní de igual nombre.
Los sitios Ramsar, de importancia internacional para el equilibrio de ecosistemas regionales, incluyen mil 900 con un área de un millón 900 mil kilómetros cuadrados, y es Bolivia la nación con la mayor extensión de humedales con más de 148 mil kilómetros cuadrados, seguido de Canadá con 130 mil.
Esta convención define los sitios dentro de pantanos y marismas, lagos y ríos, pastizales húmedos y turberas, oasis, estuarios, deltas y bajos de marea, zonas marinas próximas a las costas, manglares y arrecifes de coral, además de lugares artificiales como estanques piscícolas, arrozales, embalses y salinas.
Panamá cuenta con 177 mil hectáreas de manglar, las cuales capturan más de 52 millones de toneladas de carbono, según mediciones científicas, y lo almacenan en sus hojas, troncos, raíces y principalmente en el suelo, lo que contribuye notablemente a la absorción de esos gases tóxicos para el medio, pero alimenticios para la floresta.
Estos humedales se concentran mayormente en la bahía de Panamá y el golfo de San Miguel, ambos al sur de la capital y el golfo de Chiriquí, en el extremo oriental, todos en costas del océano Pacífico.