El aumento de la tasas de generación de residuos ha provocado que elreciclaje sea un actividad cada vez más importante para preservar y proteger el medio ambiente. Tan solo los países de la OCDE son responsables de casi la mitad de los residuos en nuestro planeta, en concreto 44% del total en 2012, mientras que el continente africano y el sur de Asia contribuyen con al menos un 5%, respectivamente (BM, 2012). La principal razón para entender este aumento en la producción de deshechos es el crecimiento económico. Un alto nivel de crecimiento económico puede generar efectos negativos sobre el medio ambiente, a través de un incremento en la generación de residuos. Por esta razón, la gestión de residuos y el reciclaje son cruciales para minimizar estos efectos. Existen dos razones para estimular el reciclaje: reducción del consumo de energía y reducir el vertido de residuos (OCDE, 2006: Improving Recycling Markets).
Según estudios del Banco Mundial, en la región de América Latina y el Caribe se genera un total de 430.000 toneladas diarias. Un latinoamericano genera de media entre 1 y 14 kilogramos de basura por día; así en Bolivia un ciudadano produce 1 kilogramo de basura por día, mientras que Trinidad y Tobago se sitúa a la cabecera del ranking con 14 kilogramos per cápita (BM, 2013). La evolución es alarmante; tan sólo 20 años atrás las cifras eran un 60% más bajas, y en una década la situación podrá duplicarse (BM, 2013). Aquí la importancia de las políticas de gestión de residuos y la concienciación de la población en la región.
Según datos de la OCDE (2003: Environment at a glance) los países líderes en reciclaje incluido el compost (deshecho de origen orgánico) son Alemania con un 63%, Austria con un 62%, Países Bajos con 61%, y Bélgica con 57%. En contraste ningún país de América Latina supera el 15% de material reciclado anual. Algunos países como Bolivia y Perú no alcanzan el 3%, otros como Chile, Argentina y Colombia superan el 10%.
El reciclaje en América Latina y el Caribe se debe de abordar inminentemente debido a los resultados positivos en el medio ambiente, y en consecuencia para la población. Los principales retos a los que se enfrenta la región son la concienciación ciudadana. Distintos estudios muestran que el conocimiento sobre el reciclaje y la participación de los ciudadanos es una condición necesaria para un programa de reciclaje exitoso. La característica más importante que distingue a los recicladores y los no recicladores es el conocimiento sobre el reciclaje. Por tanto, las campañas educativas son necesarias para incrementar el conocimiento sobre las técnicas del reciclaje entre no recicladores (Gamba y Oskamp, 1994; Martínez y Scicchitano, 1998; Schultz, Oskamp y Mainieri, 1995).
Otros desafíos son la informalidad del sector y la falta de políticas públicas que lo respalden. A pesar de estos retos, la región presenta un hecho diferenciador sobre el sector del reciclaje, y es la presencia informal de profesionales del reciclaje. Alrededor de 4 millones de personas viven de esta actividad y se encargan de recolectar y comercializar los residuos sólidos como papel, cartón, plástico y metal. La labor de estos trabajadores del reciclaje es de vital importancia, recuperan entre 50% y 90% de los materiales reciclados en la industria o exportados, y tan sólo reciben un 5% de las ganancias (IRR-Iniciativa Regional para el Reciclaje Inclusivo). En este sentido, la actuación de los gobiernos es indispensable mediante políticas de carácter medioambiental que fomenten esta práctica sostenible, creando una industria formal del reciclaje más robusta.
Asimismo el sector del reciclaje es una industria que proporciona beneficios de carácter económico (las iniciativas de reciclaje abaratan el costo del manejo de residuos sólidos), no sólo beneficios de carácter medioambiental. Los estados deben de aprovechar este hecho para comenzar con su regularización.
Son muchos los países de la región los que han comenzado a implementar prácticas de reciclaje. En Mar de Plata, Argentina, se ha visto reforzado el tratamiento adecuado de la basura a través de un Programa Nacional de Manejo de Residuos Sólidos Urbanos financiado por el Banco Mundial. Durante los meses estivales la producción de residuos se ve duplicada, y a través del proyecto se instalaron en las playas contenedores verdes para vidrio, papel, cartón, metal y plásticos secos, y contenedores negros para residuos orgánicos y plásticos húmedos. Además se promocionó la entrega de bolsas verdes y negras para seguir con la recolección en los hogares. El 70% de la población se unió de manera voluntaria a este proyecto. Muchos de los ciudadanos envueltos en estas actividades confesaban que esperaban se implantase una ordenanza para convertirlo en un hecho obligado, otros destacaban que es fundamental la conciencia ambiental.
En México se inició un programa Fidecomiso para el Ahorro de la Energía (FIDE) financiado por el Banco Mundial para recolectar viejos refrigeradores a cambio de un subsidio para su destrucción ecológica. De este modo el gas refrigerante no se escapa a la atmósfera, evitando el temido efecto invernadero. Con este programa no sólo se ha fomentado al reciclaje y la reducción de la contaminación, si no que se ha creado un modelo de buen negocio, empresa que actualmente tiene alianzas a nivel internacional.
A modo de conclusión, la región debe ser consciente del papel del reciclaje en nuestra sociedad, no sólo como ayuda a salvaguardar y respetar el medio ambiente sino también comooportunidad económica y de negocios para los países. Además se vislumbra un cambio en la sociedad gracias a los jóvenes latinoamericanos, quienes lideraran el futuro del reciclaje en la región.
