La mayor parte del agua que llega a las casas de la Ciudad de México es de aceptable calidad y apta para el consumo humano, afirmó Ramiro Rodríguez Castillo, investigador del Instituto de Geofísica. No obstante, hay áreas como las márgenes de la zona lacustre en las que el recurso presenta compuestos de azufre, aunque en realidad no se usa en zonas habitacionales, sino en la agricultura, dijo.
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